Cuánto tiempo gasto
en adivinarte
siendo que ya te sé
que en un soplo de suerte
te he besado.
La obscuridad ahora
proyecta sombras
sombras felices
que lejos tengo.
Apelo a tu locura,
a la mía,
a ese don
de no pensar.
Apelo a nuestro mundo
de algarabía,
de idilios
de eternidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario